Más de 39.137 chilenos están habilitados para votar en el extranjero en las elecciones de este domingo 19 de noviembre. Son 162 mesas que estarán capacitadas para sufragar fuera de las fronteras de Chile, en 62 países específicamente.
Un suceso inédito al ser la primera vez en la historia que nuestros compatriotas con residencia en el exterior podrán participar de la elección de un nuevo presidente, esto gracias a la reforma de la Ley Orgánica Electoral realizada por la presidenta Michelle Bachelet en 2014, y aprobada por el Congreso en 2016.
Las expectativas de la Cancillería con respecto a la participación son altas, ya que el padrón será casi el doble a la cantidad de ciudadanos que votaron en las Elecciones Primarias del pasado 1 de julio de 2017, y que sirvieron para poner en práctica este nuevo sistema.
Si nos vamos a los datos reales, de los 875.000 chilenos que actualmente viven en el extranjero, un total de 380.000 están en condiciones de votar, una cifra que representaría un total éxito a los deseos del Estado de una participación masiva y contundente, pero la realidad que se visualiza es totalmente diferente cuando solo un poco más de 39.000 chilenos realizaron los trámites necesarios para poder emitir el sufragio el día domingo.
Al igual que dentro del territorio nacional, nuestros coterráneos repartidos por todo el mundo parecen tener una desafección a la política nacional. El desinterés y la desinformación se verán reflejados en las cifras de abstención y, como ya es costumbre, las puertas de La Moneda serán abiertas al nuevo presidente por el mismo grupo que, elección tras elección, sigue ejerciendo su derecho y manifestando su voluntad.
Pero, ¿de quién es la culpa de la abstención? El Gobierno lleva meses realizando esfuerzos ineludibles para estimular a la población a participar; incentivos que no han desarrollado la motivación necesaria para que la primera votación en el exterior no sea catalogada solo como un acto de inclusión y democracia, sino que tenga un impacto real en los resultados de las comisiones, dando muestra de las responsabilidad y afección que sienten todos los chilenos por el país.
La decisión final depende de cada persona, sin importar los esfuerzos que realicen el Estados o los partidos políticos, absolutamente todos debemos participar para definir el destino de la patria, siempre apuntando a crear un país cada días más democrático y globalizado.