Hace algunos días se dio a conocer la carta que el periodista y presentador de televisión Santiago Pavlovic Urionabarrenechea, envió de forma pública a la dirección del diario El Mercurio. En la misma, el corresponsal de guerra planteaba las razones por las cuales, tanto el sueldo de los Ejecutivos como el de los denominados “Rostros”, no coinciden con el nivel actual de rentabilidad de la planta televisiva.
A inicios de este año, el Senado aprobó la creación de un canal cultural de TVN como parte del proyecto que incluía la capitalización del medio estatal, lo que significó la inyección de 47 millones de dólares por concepto de capitalización y otros 18 millones de dólares para la creación de la nueva señal.
La necesidad de entregar estos fondos se debió a la grave crisis económica que enfrenta el canal público, una crisis que si bien, ha afectado a otros medios de comunicación, el caso de TVN ha generado alta controversia, ya que se ha utilizado capital de todos los chilenos para lograr mantener a la empresa en pie.
En su carta, Pavlovic destaca que: “el director ejecutivo, los gerentes y los «rostros» no debieran percibir salarios superiores a los del Presidente de la República o de los parlamentarios”. También, subrayó que trabajar en la televisión pública constituye un compromiso con el país, y nadie debe llegar a TVN esperando convertirse en millonario.
Al analizar la situación actual de los medios de comunicación en Chile, es fácil determinar que los altos sueldos de los principales “rostros” no han servido para salvar a la señal pública del fracaso, por lo que seguir con remuneraciones infladas constituye un acto de nepotismo y desconsideración.
Es exagerado pensar que un famoso debe cobrar por encima de los 9 millones de pesos, cuando los números de la televisión en general van en caída libre. Cada vez, las plataformas digitales van ganando espacio y tiempo en la cotidianidad de la gente, por lo que encender la tele ya no corresponde a un acto tradicional para la entretención.
El mercado de la TV se encuentra cambiando, por lo que seguir con las costumbres de antaño, no los llevará a otro destino, sino al fracaso. Por tal motivo, TVN está obligada a optimizar de forma transparente el uso de los recursos que el Estado le ha otorgado, para beneficio de la comunidad y no de sus empleados estrellas.