Artículo ciudadano – por Felipe Escobar, estudiante. @FEscobarPipo
En los últimos años se ha hecho visible y contingente la discusión sobre el uso y consumo de la cannabis en nuestro país, por tanto se ha hecho inevitable para algunos hacer una revisión sobre el transcurso histórico de este tema en Chile, donde claramente un capítulo seguro de revisar tiene relación con las modificaciones realizadas por el gobierno de Bachelet (2006-2010) a las leyes de drogas vigentes hasta entonces.
Todo comienza con la actualización realizada en el mandato Bachelet en el año 2007 a la -actualmente polémica- Ley 20.000 que fue promulgada y publicada en febrero del año 2005 en el gobierno de Lagos Escobar en reemplazo de la Ley 19.366 del año 1995. Dicha actualización trajo medidas tales como: la inclusión de penas por delito de microtráfico, es decir, tenencia de pequeñas cantidades de droga; posibilitar que los funcionarios policiales trabajen como agentes encubiertos cuando sea necesario; e incluir a la cannabis en la lista número uno de drogas más duras, comparable con la cocaína o la pasta base, y de esta forma atentar gravemente a la verdad.
Desde ese entonces el tránsito ha sido difícil y lento, pero se ha avanzado. La discusión sobre el uso, consumo y cultivo de esta planta ha evolucionado con el paso de los años y poco a poco el paradigma asociado a la cannabis y sus consumidores (personas vagas, flojas, incapaces y poco inteligentes) se ha ido extinguiendo.
Detrás de todo esto hay una cultura cannábica, personas comunes que usan la planta con un fin específico y no específico, donde se pueden compartir diferentes experiencias (de forma recreacional, medicinal, espiritual, entre otras) y que han sido representadas en estos años por organizaciones tales como Movimental, Triagrama, No + presos por plantar, Amigos del Cannabis, entre otras. Los hitos comunicacionales no han quedado fuera, como por ejemplo la formalización del psiquiatra Milton Flores y otros tantos consumidores.
La tarea de organizaciones pro cannabis como las anteriormente señaladas no ha sido fácil. Muchas veces fui testigo de foros o debates en relación al tema expuesto y donde la conversación con personal y/o autoridades del SENDA (Servicio Nacional de Drogas y Alcohol) (ojo también a este nombre, y no confundirse, el alcohol también es una droga) realmente era un diálogo de ciegos y sordos, donde no existía un punto en común y el gobierno se cerraba a la posibilidad de sacar a la marihuana de la lista uno y ni pensar en el auto cultivo, dejando a la deriva por años -hasta la actualidad- a aquellos consumidores que fueron injustamente encarcelados -algunos hasta por años- y criminalizados injustificadamente.
La opinión de la actual directora del SENDA, Francisca Florenzano, no era muy diferente y la verdad muy poco alentadora y esperanzadora para consumidores como quien escribe, pero de alguna forma era cosa de tiempo para que ambas posturas se encontraran, pues el tema ya estaba en la palestra, principalmente a través de las redes sociales. Es así como en el último tiempo Florenzano se ha hecho cargo, dentro de lo que puede evidentemente, sobre las peticiones expuestas y sin duda esto ha subido la altura del debate y sus posibles soluciones.
Tras esto, ayer pude leer una publicación que tenía como titular que “Directora del Senda sacará de la lista 1 a la cannabis”, luego de un trabajo que realizó la funcionaria en la recopilación de antecedentes técnicos que permitiesen realizar la modificación y eliminación de la cannabis de dicha categoría y formular (en tiempo récord) un informe.De este proceso participaron activamente Revista Cañamo, Movimental y otros. Para que dicha medida se concrete, se necesitará estrictamente la firma de la actual Presidenta de la República, Michelle Bachelet, quien ya cumplirá una semana de su segundo gobierno.
Sin dudas son buenas noticias para quienes creemos que la educación y libertad de elección está por sobre el prohibicionismo y criminalización para una droga que evidentemente nunca se extinguirá. Es por esto que hay que aprender a convivir con ella.
Pero hoy encontré un nuevo titular: “Gobierno pidió la renuncia de la directora del SENDA”. Yo no sé si esto es una jugada política, o quien sabe -a pesar de que el cargo de Florenzano es administrativo y no político-, pero no da buenas señales, a pesar de que Bachelet se ha abierto a la posibilidad de revocar un decreto que ella misma firmó hace unos años. ¡Plop!
Y finalmente para que Bachelet lo tenga claro, no dejar fuera de la discusión que Senda debe ser trasladado desde el Ministerio del interior y Seguridad pública, al Ministerio de Salud. El tema debe ser abordado desde otra perspectiva, urgentemente.
Sin duda, esta historia continuará los próximos días.