¿Las leyes están incentivando la crianza compartida en nuestro país?

A principios de este mes, se aprobó la propuesta que “extiende por otros tres meses, la licencia COVID-19 asegurando que todos aquellos que son padres trabajadores puedan contar con un respaldo económico durante ese tiempo, de manera de velar por el cuidado de los recién nacidos en estas circunstancias especiales” según relata la web del Senado de Chile, lo cual es un claro apoyo al cuidado que se le debe entregar a la vida privada y un refuerzo a la licencia médica preventiva parental por COVID-19, la que ya se podía extender hasta por 90 días adicionales desde marzo de 2020. 

Nuestro país entrega un postnatal durante 12 semanas (3 meses de calendario) y la mujer puede extenderlo a 24 semanas (6 meses de calendario) según “Mi derecho laboral”. Esta extensión se agregó desde el año 2011 y  está regulado por la ley de postnatal parental que permite que la mujer se quede otros tres meses (12 semanas de calendario) cuidando y criando al niño o niña. Este permiso laboral también puede ser traspasado al padre: la madre toma sus primeros tres meses de postnatal y luego traspasa parte del postnatal parental al padre del bebé. La ley también permite dividir el periodo para que la mujer se incorpore a su trabajo media jornada. 

La ley chilena claramente está protegiendo el cuidado de los niños y niñas, pero no resguarda la integridad de la familia, ya que provoca que el o la infante esté en manos de sólo uno de sus progenitores. 

Tal como lo demuestran los antecedentes, nuestro país entrega prioridad a la mujer en el proceso de apego, lo cual relega el rol paterno a un segundo plano. El programa Crece Contigo detalla que el postnatal paterno consta de “5 días posteriores al nacimiento de su hijo/a, el que puede utilizar en forma continuada desde el momento del parto, o distribuirlos durante el primer mes desde la fecha del nacimiento” (sin contar la posibilidad del traspaso del postnatal materno). Es decir, el estado deja en manos de las y los ciudadanos la decisión del cuidado personal del niño o niña, entregando sólo la ilusión del tiempo total del postnatal, ya que no es la pareja quien disfruta de su hijo o hija en esos primeros instantes de crianza, sino sólo uno de ellos que, generalmente, suele ser la madre, tanto por temas culturales como de alimentación. 

En América Latina, es una realidad que los padres cuentan con menos días de postnatal que las mujeres, siendo Paraguay y Venezuela los países que entregan más días: 14. Sin embargo, hay otros países del mundo que ya están dando un paso más allá, entendiendo el nivel de apego y aprendizaje que niños y niñas crean en la primera infancia. Finlandia es pionero en igualar el postnatal de madres y padres, entregando un permiso laboral pagado de 7 meses a cada uno y en el caso de las familias monoparentales, accediendo al periodo total, es decir 14 meses. ¿Podrá nuestro país llegar a ese escenario en un futuro cercano? 

Chile ha comenzado un ciclo de cambios sociales empujado por las demandas iniciadas en octubre de 2019, sin embargo, muchos procesos legislativos se han modificado en consideración de la pandemia, y no por la búsqueda de un bienestar social integrado. Esto nos pone en la situación de que definitivamente es importante adecuar las condiciones legales a la actualidad, pero también deben ser pensadas en la implementación a largo plazo. Respecto a los países que están haciendo modificaciones a sus leyes de postnatal parental, se observa que también están empujadas por el rápido envejecimiento de su población y la necesidad de incentivar los nacimientos. ¿Crees que nuestro país debería tomar medidas similares? 

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