El miércoles 18 de diciembre del 2013 se inauguró un nuevo mall en la capital de Chile, el Mall Plaza Egaña, específicamente en la comuna de La Reina, parte del cono de alta renta – sector de Santiago que posee el mayor PIB per cápita de la ciudad, compuesto por Las Condes, Lo Barnechea, Vitacura, Providencia y La Reina – y la locura de los compradores fue absoluta.
Según consigna Canal 13, los compradores esperaron más de 6 horas en las afueras del centro comercial para poder ingresar y comprar, en particular un juguete que está agotado en todo el resto de las tiendas – un Furby, que es una especie de peluche y mascota virtual, y su valor en el comercio es de $50,000 pesos, casi 100 dólares -. La espera fue sin ningún resguardo por su integridad física, soportando los 30º grados que hubo ese día en la capital, con niños y ancianos en la espera bajo el sol. Y al día siguiente se anunció por la prensa que los famosos juguetes ya estaban agotados en todo el nuevo centro comercial.
La imagen de personas esperando por la apertura de un centro comercial, recuerda lo más crudo del consumismo, en donde el TENER se sitúa por sobre el SER. De esta forma perdemos libertad y humanidad. Porque la alegría que le causará a una persona un regalo en particular no lo hará necesariamente más feliz, ya que la alegría es más bien pasajera, por el contrario la felicidad es un estado que se construye, y en particular, se construye con otroS, comunitariamente, con la familia, con los amigos, con la pareja. Incluso si no se es creyente, celebrar la navidad dice relación con el compartir con otros y para los creyentes, se suma el celebrar el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios, Dios en sí mismo, que nació en uno de los lugares más pobres en los que podía haber nacido, ya que recordemos que un pesebre, es un lugar de descanso para animales.
¿Vale la pena comprar regalos y estar endeudados por 12 meses, es decir, hasta la próxima navidad? ¿La alegría momentánea está por sobre la felicidad que otorga la tranquilidad y el compartir?
Creemos que es necesario hacernos estas preguntas antes de caer en el espiral de consumo que es incentivado por todos los medios posibles, apoyado fuertemente por la publicidad, y si es que igualmente queremos comprar todos los regalos posibles, al menos, será con total libertad y de forma consciente.