Cerca de 12 horas al día –aunque la ley estipula que no deben ser más de 8- trabajan los recolectores de la basura en nuestro país. Perciben un sueldo cercano a los $200.000.- y muchos de ellos recolectan los ‘cachureos’ para poder venderlos y ganar un poco más de dinero. Este, es un caso concreto, en Chile son cerca de cincuenta mil los empleados que trabajan en el área de aseo y ornato y que inician sus jornadas antes del amanecer y terminan extenuados del trote que acompaña sus recorridos pasadas las 6 de la tarde y en algunos casos mucho más.
Y el tema da para más, las condiciones en general de los empleados –públicos o privados- son precariamente fiscalizadas y están llenas de trucos por parte de los empleadores para evitar multas y sanciones por parte de la Inspección del trabajo, horarios extenuantes, sueldos muchas veces indignos que sencillamente no alcanza para vivir en condiciones mínimas o tan simple como condiciones de trabajo de excesivo estrés y una carga física o psíquica sobre extenuante terminan por colapsar al trabajador y muchas veces hacerle caer en la tan terrible ‘depresión’, ante la sensación de angustia en la que se ven rodeados.
Es un tema del cual casi todos estamos al tanto, sencillamente pareciera ser que nos acostumbramos a tener esta realidad y no pareciera importarnos mucho ni tampoco nos importara hacer algo por cambiarla. ¿Quién realmente está intentando poner estos temas en pauta y alzar la voz para que nuestros políticos los discuta? ¿Será necesario comenzar a convocar marchas masivas, realizar paros más seguidos o intentar boicotear el sistema? O al final seremos capaces de dar una respuesta que se logre adelantar a los problemas, y que logre resolver la materia pendiente que como país aún tenemos y que es una gran deuda con los trabajadores, no solo de la basura, sino de todos los rubros del país.