Hace casi un año arrendé un departamento. Compré sillones, alfombras, platos, vasos e incluso adornos. Me muero por comprar un cuadro y colgarlo en esa pared que se ve tan vacía, pero no puedo, porque no es mío y pensándolo bien, no sé qué es completa y totalmente de mi propiedad ¿Mi cuerpo?, en estos tiempos es complicado, porque tampoco puedo decidir completamente sobre él.
Podría salir a correr y cuidar mi figura, podría dar la vuelta en una esquina y ser violada, podría incluso quedar embarazada y cargar con el temor de reconocer a mi agresor en los ojos de esa criatura sin culpa. No puedo elegir otro final, porque mi cuerpo no es completamente mío y no puedo decidir que no crezca mi vientre durante nueve meses, porque hasta hoy el aborto no es legal.
Este año el Instituto Nacional de la Juventud (INJUV) realizó una encuesta a los jóvenes de nuestro país. Los resultados arrojaron que el 60% de ellos está a favor del aborto terapéutico y del total, el 83% está de acuerdo en que se debe abortar en casos relacionados con al menos una de las tres causales en debate: violación, malformación del feto y riesgo vital de la madre ¿Qué más podría esperarse?
Además de esto, los mismos entrevistados afirmaron sentir que las acciones del gobierno no responden a las necesidades de los jóvenes en materia de salud sexual y reproductiva. Nos da a pensar que quizá el problema viene de antes, que el poder para decidir sobre nuestros cuerpos nos fue arrebatado desde la educación, porque nunca nos enseñaron a cuidarnos y a empoderarnos de nuestra anatomía.
Hoy en día existen incontables organizaciones luchando por ese empoderamiento, saliendo a las calles con pancartas y cuerpos pintados, porque ninguna de esas personas está dispuesta a poner en riesgo su vida por dar a luz, o por sufrir el dolor del parto para tomar en sus brazos a un bebé que nació muerto. Nadie puede estar preparado para perder a su hijo o a su mujer, menos aún estamos prestos para hacernos cargo de todos esos niños que perdieron a su madre al nacer y que, por diversos motivos, no tienen un padre. Es necesaria una ley de aborto, porque si pierdo a mi hijo al menos sabré que fue por decisión propia, porque tenemos un cuerpo propio, no arrendado.