Pasada ya la primera semana tras el incendio que azotó la ciudad porteña, el intendente de Valparaíso Ricardo Bravo saca un último balance. Según su informe las zonas afectadas por el siniestro circundan las 956 hectáreas, donde el número de damnificados asciende a 2.854 personas, de las cuales 952 se encuentran en albergues.
Pese a las cifras, los chilenos abrieron sus bolsillos en señal de solidaridad con innumerables campañas que nos recordaron cuán frágil somos ante una tragedia. Sin embargo, esto mismo nos advierte cuán fácil es para nosotros hacernos los desentendidos. Esto, porque sin importar nuestras obligaciones hacemos vista gorda de las demás tareas que nos rodean. Quizás fue el apuro, pero ¿qué sucede actualmente en el norte del país? ¿o más allá de las fronteras? O ¿con la agenda de actividades de la Presidenta de la República Michelle Bachelet?
Como era de esperar, los primeros comentarios de los afectados por el terremoto se hicieron en medio del desastre de la Quinta Región. Y es que lo queramos o no, el sentimiento de abandono es evidente cuando las soluciones se distancian poco a poco de las propuestas sugeridas por las autoridades.
Frente a esto, la Mandataria expresó al portal web El Mostrador que: “La reconstrucción no es sólo de Valparaíso, sino también del Norte Grande, que no los vamos a dejar solos ni los vamos a olvidar”. Y aunque el compromiso de ella hacia nuestros compatriotas es una invitación a no desesperarse, los nortinos acusan que el detrimento en su calidad de vida se debe únicamente a la despreocupación de sus necesidades primarias.
Para el ministro secretario general de Gobierno Álvaro Elizalde, la tragedia en Valparaíso significa una gran oportunidad para planificar viviendas seguras y de calidad. Sin embargo, su estrategia contempla una relocalización de los vecinos y no la desigualdad que vimos una vez terminada la catástrofe.
No obstante, el ministro de Educación Nicolás Eyzaguirre insiste en afirmar que ambos siniestros no afectarán la agenda de actividades del Gobierno en esta materia. En ese sentido aún es pronto dimensionar el retraso que generará, pero debemos tener claro que la educación gratuita es sinónimo de incontables horas de trabajo y no una tarea de la noche a la mañana.
Por otro lado, el voto en el extranjero acaba de ser aprobado por la Cámara Alta. Y es que luego de 24 años de tramitaciones, es histórico pensar que el Senado dio el pase a este proyecto. Pese a ello la Alianza todavía tiene sus resquemores, ya que aquellos que viven fuera de nuestras fronteras “no van a sufrir ni gozar de las decisiones que nosotros tomemos”, apeló la senadora Ena Von Baer.
Cabe destacar que la mirada hacia nuestros compatriotas en el extranjero será distinta de hoy en adelante, lo que iniciará de alguna forma el interés de ellos en las políticas del país. Además de contribuir en la reconstrucción de relaciones con los chilenos por el mundo, y así descifrar cómo nos ven desde otros lados.
Sin duda, Chile se enfrenta a un período de crisis humanas donde lo importante radica en la solución de los problemas. Si bien puede que sea un proceso lento, debemos aceptar que esto es pensando en la calidad de nuestro futuro. Así una Reforma justa debería velar por nuevos y eficientes mecanismos que incentiven nuestros ahorros e inversiones. Donde, además, la desigualdad sea mermada con la distribución de los ingresos y que verdaderamente se castigue la evasión y la elusión de las grandes empresas.
Entonces, si hablamos de equidad qué sucede con las tareas aún pendientes, cómo nos afectará la Reforma Tributaria que todavía pone en desacuerdo a las dos coaliciones más importantes, quiénes son los damnificados ante estas normativas, y finalmente, cuándo seremos capaces de hablar de justicia. Esas son las preguntas que no nos responden y ahora más que nunca necesitamos saber.