Durante los últimos 10 años la participación en las elecciones no supera el 50%, siendo las elecciones de gobernadores la más baja desde 1990.

En 1986, Jorge González, líder de la banda nacional Los Prisioneros, compuso lo que con los años se transformaría en un himno. Se trata del “baile de los que sobran”, una canción que muestra lo que sucedía con muchos jóvenes de la época que al salir de cuarto medio terminaban “bailando y pateando piedras” porque para ellos no había futuro.

Durante la última década en Chile, hemos visto como en cada una de las elecciones realizadas, los electores no superan el 50% de participación (salvo el plebiscito del año pasado, cuando sufragó el 50,9 %). Por ejemplo, en las municipales de 2016, se registró la segunda marca más baja cuando solo votó el 34,9%.

La elección de gobernadores por su parte, tuvo una participación que no llegó ni al 20% del padrón vigente a nivel nacional, es decir, de 13 millones de electores, solo se presentaron 2,5 millones a votar, siendo el peor resultado desde el regreso de la democracia.

Lo anterior nos demuestra que hay un 80% del padrón electoral que se queda “bailando y pateando piedras”, tal vez, porque no cree en este sistema, tal vez, porque da igual quien gane si deben continuar trabajando. Tal vez porque no hubo plata para la micro, tal vez porque fue el único día que tenían para descansar o simplemente porque no se sienten representados por la clase política.

Lo cierto es que se debe encontrar la fórmula de reencantar a este electorado, de conquistarlo con propuestas, hechos y no palabras, porque cuando se pierde la confianza es difícil volver a creer. Probablemente el voto obligatorio sea un paso inicial, el resto será un largo camino en donde la clase política tendrá que demostrar que se encuentran preparados para liderar cambios audaces.

A raíz de lo anterior, la Cámara de Diputados ya aprobó una reforma constitucional para establecer nuevamente el voto obligatorio tras 9 años en que la participación electoral ha sido bajísima. De aprobarse esta ley, Chile se sumaría a los países de la región como Bolivia, Ecuador, Argentina y Brasil que ya tienen contemplado en sus ordenamientos legislativos esta medida.

Recordemos que la reforma del voto voluntario fue presentada por Sebastián Piñera durante su primer mandato, siendo implementada en 2012 y con los resultados nefastos que hemos visto durante los últimos 10 años.

En 19 días se vivirá un nuevo proceso eleccionario que coincide con un rebrote de Covid, lo que nos lleva a pensar que la participación también podría verse afectada. 

Según datos del Servel, el total de electores habilitados para sufragar en estas elecciones supera los 15 millones, de ellos 14.959.945 corresponden al territorio nacional y 71.018 se encontraría fuera de Chile.

Pese a las razones válidas que pueda haber para no ejercer tu derecho a votar, es más importante ser parte de los que eligen quedarse afuera pateando piedras. El votar es participar de un proceso que nos compete a todos los habitantes del país, es avanzar en la construcción de un nuevo Chile. 

¿Crees que la implementación del voto obligatorio sería efectivo para la representatividad electoral? ¿Cuáles otras medidas podrían incentivar a la población a ejercer su voto?