¡Llegó el verano! Al fin podremos escapar de nuestra rutina y relajarnos en la playa, perfeccionando nuestro bronceado, con un buen libro y un cigarro ¿O no?
Preguntémosle a los diputados Gabriel Silber (DC) y Daniel Farcas (PPD), quienes aprovecharon este nuevo año para seguir delimitando a los fumadores con nuevas indicaciones a la Ley Antitabaco. Esta vez, la misiva se dirigió a quienes disfrutan de echar humo en playas y piscinas, porque hacerlo ¡queda prohibido totalmente!
Según declaraciones de Silber a Emol, la propuesta “busca elevar los estándares de nuestro país en relación a las naciones que forman parte de la OCDE”, además de “combatir acciones que puedan replicar los niños”, porque al parecer es en este punto donde pierden la batalla contra el tabaquismo ¿Y qué pasa con los planes educativos que aún no implementan para dar la pelea desde el frente adecuado? ¿Qué pasa con la concientización que aún no se entrega a quienes deciden fumar?
No estamos perdiendo una batalla, porque ésta nunca fue declarada. Habrá quienes sigan fumando y no es la idea que deban hacerlo recluidos solamente en la privacidad del hogar. Si el pucho se hizo para compartir ¡compartámoslo sin miedo a ser multados!, porque sí, aunque usted no lo crea, hay multas.
Se buscará castigar a los infractores con recargos entre las 10 UTM a 100 UTM. Es decir, desde los $449 mil hasta los $4,9 millones. Una cosa poca. Pero el broche de oro, para esta creativa ley prohibicionista, es la fiscalización, ¿quién estará a cargo de esta misión imposible? la Armada de Chile, que deberá abandonar sus labores de búsqueda y rescate marítimo para echar un ojo a los fumadores ¡aplausos para nuestros diputados!
Pero claro, a ellos nadie les pone la anotación negativa por seguir prefiriendo la restricción excesiva antes que la educación. Si decidieran de una vez por todas generar cultura en lugar de ofuscar con políticas prohibitivas, podríamos llevar a la playa un cenicero portátil, en lugar de parches de nicotina. Porque, a fin de cuentas, si alguien debe decidir por la salud del fumador, es quien prende el cigarrillo.
¡Y la guinda de la torta! El demócratacristiano afirmó que “los chilenos han adoptado de manera bastante responsable las normas de la Ley Antitabaco”, agregando que “a nadie le incomodan las restricciones de la misma, porque ya son algo natural” ¿Hace falta citar el chascarro de Ítalo Zúñiga en el noticiero de Chilevisión?
Si las restricciones se han vuelto naturales es porque no queda otra que acatarlas, pero eso no significa que como fumadores aceptemos cada una de estas nuevas adiciones a la Ley con una sonrisa de oreja a oreja.
Por último, recordemos dónde íbamos antes de esta nueva normativa: en julio de 2015, con el objetivo de ajustarse a los parámetros que exige la Organización Mundial de Salud (OMS), el Senado aprobó el aumento de las advertencias en las cajetillas ¡cubriéndolas en un cien por ciento!, además de eliminar los cigarrillos mentolados del mercado, prohibir fumar en automóviles, plazas, parques y otras áreas silvestres protegidas por el Estado.
¿Y dónde quedaron las playas? Previo al anuncio de los diputados Farcas y Silber, sólo se había estipulado que se podría fumar en un área que no superara un cuarto de la superficie costera, la que sería establecida por las autoridades de cada sector. Pero como no era suficiente, habemus nueva cortapisa.