El diez de marzo de 2011, un día antes de cumplir su primer año de Gobierno, el ex Presidente Sebastián Piñera anuncia y firma un nuevo proyecto de ley Postnatal que extenderá el proceso de cuidados del hijo hasta en 6 meses. Durante el acto en el Jardín Infantil y Sala Cuna Ayelén de la comuna de Estación Central, las caras se veían felices mientras que el Presidente pide a los parlamentarios que “no pierdan ni un minuto, porque hay miles de madres chilenas embarazadas, que están haciendo uso de su prenatal o incluso muchas que están haciendo uso de su postnatal y que también quieren poder beneficiarse de esta extensión”.
Ester Muñoz tiene cinco meses de embarazo y la vida con ésta noticia se torna un poco más aliviada. A pesar de sus 35 años, el cansancio se nota en su rostro y la causa no son precisamente las náuseas y mareos de su actual embarazo, sino la actividad que le demanda el cuidado de sus otros tres hijos, Mauricio de 17 años, Nicolás de 14 y Dubán de 7.
Ester se divide entre la maternidad y el trabajo, desempeñándose como operadora en uno de los Call Center de la empresa Movistar, antes de desarrollar ésta actividad trabajaba con contrato a plazo en un local de repuestos automovilísticos, ahí siempre tuvo inconvenientes y se sentía constantemente incomodada por su empleador, quien la fastidiaba apenas le asomaba la panza. Durante esa época sus pre y post natal fueron casi nulos “de mi primer hijo, a la semana de haberlo tenido volví a trabajar, en ese entonces era muy niña y tenía poco apoyo y yo necesitaba el dinero para mantener a mi bebé, no tenía idea del fuero maternal ni de nada de eso, ahora si tengo claro mis derechos”.
En la actualidad, toda trabajadora embarazada tiene derecho a un permiso y subsidio de dos meses antes del parto y tres después de éste, sin perjuicio que durante estos periodos pueda haber agravantes de salud que extiendan los descansos. Durante este tiempo, la trabajadora goza de un subsidio estatal equivalente a su sueldo con un límite legal en relación a sus cotizaciones previsionales y de salud. El total del permiso financiado por el Estado es de dieciocho semanas, es aquí donde pone mayor hincapié el nuevo proyecto de ley que modifica ésta normativa extendiendo el postnatal y subsidio del mismo hasta en 24 semanas con un tope de 30 UF, equivalentes a 652 mil pesos.
Contribución a la equidad
El sistema laboral actual no considera compatibilizar trabajo y familia satisfactoriamente, dificultando una mayor corresponsabilidad entre los padres. En beneficio de ésta situación el nuevo proyecto postnatal le otorga al padre un rol más activo en el cuidado del hijo durante sus primeros meses de vida, es así como la madre puede traspasar al padre de manera opcional hasta un mes y medio de su postnatal.
Sebastián Espinosa tiene 37 años y es Ingeniero Comercial, trabaja en el área administrativa de Almacenes París y sus jornadas son intensas y agotadoras. “Es poco el tiempo que tienes para compartir” cuenta al hablar de sus dos hijas, de seis y ocho años, a quienes ayuda cada noche en sus tareas. Hoy, reflexiona sobre el post natal e indica: “Me hubiera gustado que cuando nacieron mis hijas haber pasado más tiempo con ellas, porque ambos padres deben participar de esa etapa. Hay cosas que efectivamente yo no las puedo hacer, como amamantar, pero sí puedo ayudar a mudar, a realizar las labores, cooperar en todo, para que sea más justo”.
Según la encuesta realizada por la Comunidad Mujer-Datavoz-OIT de la Organización Internacional del Trabajo, el 71% de los hombres está dispuesto a participar de los primeros días de vida de sus hijos, lo que se correlaciona con un 54% de las mujeres que cederían semanas de su permiso a los padres.
En relación a ello, el artículo de la nueva ley se contrasta con la desaprobación que existe en cuanto al financiamiento del mes y medio, puesto que el padre deberá subsidiar el ingreso de la progenitora al verse desfavorecido el capital familiar. Donde, a partir de la realidad chilena, gran parte de los hombres gana más que las mujeres, induciendo al género masculino a la difícil decisión de perder dinero o ganar apego.
¿Una responsabilidad compartida?
Hoy los estudios nos muestran que la presencia del padre en la crianza y desarrollo de sus hijos es primordial, porque al involucrarse de manera activa en esta área los niños presentan un mayor aprendizaje, un mejor rendimiento académico y menos problemas de comportamiento.
Entonces, ¿es posible concluir que la presencia paterna en la crianza hace la diferencia? Claramente, el aporte de otra figura en el desarrollo cognitivo de un niño logra mejores resultados, aunque esto también responda a una mayor preocupación en el menor.
Por otro lado, en nuestro país, aún no se observan cambios sustanciales para una equidad de género en las labores del hogar y la corresponsabilidad en la crianza, lo que responde a las tradiciones conservadoras de una sociedad paternalista, donde la madres son quienes crían y los padres quienes sustentan.