Para nadie es un secreto que las plataformas digitales de transporte como UBER y Cabify han cambiado la forma en que nos transportamos en el país, convirtiéndose en los sistemas preferidos por los usuarios para trasladarse de un lugar a otro. Estas aplicaciones están disponibles en cualquier momento, permitiendo conectar a pasajeros que necesitan viajar con socios conductores conectados al software.
¿Por qué un sistema que goza de la aprobación de la mayoría de la población está siendo objeto de disputas y señalamientos?
Al igual que en otros países, el sistema ha generado querellas sociales, políticas y económicas, las cuales han logrado calar en los diferentes niveles parlamentarios, convirtiéndose así en un tema de interés global que intenta formalizar el servicio de estas alternativas de transporte.
En Chile se pretende regular la forma en cómo se opera este servicio de transporte, tratando de eliminar muchas de las virtudes que ofrecen las aplicaciones. ¿Cómo se enfrenta un parlamentario a un fenómeno tan moderno? La forma en cómo se regula el transporte público actualmente debe cambiar, ya que los códigos establecidos distan mucho de la realidad que vivimos actualmente y no corresponden a los temas propios de una sociedad de la información.
Regular las libertades supone en sí, un acto de coacción de los derechos de elegir de las personas, porque cuando te indican en qué sistema de transporte te debes mover, te imponen un procedimiento donde las tarifas preestablecidas – que son mucho mayores – son imprescindibles para este método antiguo, el cual observa con temor como su hábito está siendo remodelado por uno más moderno, más económico y que se adapta a los tiempos actuales.
Satisfacer las necesidades de las personas mediante métodos complementarios y de bajo coste a través de plataformas digitales ha supuesto una remodelación de la economía mundial, a la cual los mercados tradicionales se niegan a adherirse. La tarea de estos actores es aprovechar estos cambios y sumar estos medios tecnológicos y de innovación a sus formas de trabajo, mientras que los nuevos sistemas emergentes deben trabajar por seguir consolidando la confianza en la sociedad, que aún no está del todo familiarizada con estos procesos.
A pesar de la popularidad de las herramientas, existen aspectos que, de acuerdo a la opinión de algunos usuarios, se deben mejorar. Un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (ODECU), publicado en el mes de noviembre, indicó que algunas de las falencias de este tipo de servicios son la información por parte del conductor del uso de cinturón y el manejo del celular mientras conduce. Aun así, estas siguen siendo percibidas como la mejor opción a la hora de moverse por las distintas ciudades de nuestro país.
Como parte de la realidad nacional, las Elecciones Presidenciales no se escapan de la discusión sobre estos medios de transporte alternativos.
La llegada de estas aplicaciones se ha convertido en un desafío para Chile; un reto que consiste en reinventarse. Mientras esto sucede, las personas siguen utilizando estos servicios que se han posicionado como una muy buena solución para, por ejemplo, personas con problemas de movilidad, ayudar a los turistas a moverse en la ciudad, disminuir el número de accidentes ocasionados por conductores en estado de ebriedad y ser un medio de ingreso económico extra para muchas familias.
Los beneficios pueden ser iguales para todos. Ello, sólo se abre la posibilidad a un cambio de industria donde las necesidades de los usuarios y del medio ambiente prevalezcan sobre el resto, permitiendo a cada uno elegir el método que desee para movilizarse. Y tú, ¿qué medio de transporte eliges? ¿Quieres conocer más acerca de la opinión de los candidatos presidenciales al respecto? Pregúntales a través de Twitter: @sebastianpinera y @guillier.