¿Pueden coexistir el desarrollo de las industrias y el cuidado medio ambiental?

“Puro Chile es tu cielo azulado, puras brisas te cruzan también, y tu campo de flores bordado es la copia feliz del edén, majestuosa es la blanca montaña que te dio por baluarte el Señor, y ese mar que tranquilo te baña te promete futuro esplendor”.

Esta es la primera estrofa del himno nacional y es la definición exacta de nuestro país, ese que nos ha dado tanto, con riquezas naturales que son, hasta el día de hoy, el sostén de nuestra economía.

En el norte, tenemos a la minería con un aporte al PIB nacional del 10%, en la zona centro ganadería y agricultura y, finalmente, en el sur, las reservas energéticas. A lo anterior, debemos sumar los más de 6 mil kilómetros de costa que permiten aprovechar recursos marítimos presentes en gran parte del país.

Estas industrias promueven el desarrollo económico que ha hecho que Chile sea considerado como el mejor país para invertir en Latinoamérica y el país con mayor potencial para atraer a inversionistas extranjeros, según el Milken Institute y el medio The Economist. Sin embargo, los recursos naturales que sustentan la economía del país también son parte de un ecosistema donde vive flora y fauna nacional, así mismo, comunidades que se han desarrollado cerca de centros de extracción, situación que evidencia la necesidad de armonizar tanto el interés económico como el medioambiental, promoviendo el cumplimiento de normas relacionadas. 

En la industria del salmón, por ejemplo, las empresas se rigen por la ley general de pesca y acuicultura, teniendo que cumplir con una serie de requisitos para poder operar, además de ser sometidas a procedimientos de fiscalización para evitar las malas prácticas. Lo mismo ocurre con la minería en la zona norte. 

Chile es el segundo productor de salmones en el mundo y la proliferación de esta industria ha tenido un impacto positivo desde el punto de vista del empleo y la creación de pymes. A la fecha, según indica Salmón Chile, se han creado más de 4 mil pequeñas y medianas empresas, generando más de 60 mil empleos directos. Las cifras de desempleo del sector son del orden del 5%, muy diferente a la media nacional. 

Sobre la fiscalización de la industria , Claudio Báez, director nacional de Sernapesca, señala “todo proceso siempre puede mejorarse y siempre habrá nuevos desafíos por resolver en la materia. Hoy por hoy, estamos abocados a fortalecer el uso de tecnología y la implementación de la fiscalización remota, que es algo que iniciamos en el contexto de la emergencia sanitaria por el Covid-19. Estamos potenciando este nuevo tipo de herramientas, junto con el cruce y análisis de información, sistemas de inteligencia en el análisis de datos, para levantar alertas oportunas y ser más precisos en la estrategia de fiscalización con un enfoque de riesgo”. 

Dentro de las regulaciones vigentes que deben cumplir las salmoneras se encuentran la limpieza del centro acuícola, control sobre el uso de fármacos, exigencias para las estructuras de cultivo con la intención de prevenir los escapes y el desprendimiento de las especies, entre otras muchas normativas que buscan reducir el impacto de esta actividad productiva.

¿Crees que estas medidas son suficientes para enfrentar un futuro con desarrollo sustentable en nuestras regiones? ¿Puede ser sustentable la relación entre el desarrollo económico y el cuidado de los ecosistemas? 

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