¿A quién beneficia el Sistema Binominal? ¿En qué nos perjudica? Las voces más críticas dicen que es un asunto de “feudos” donde todavía existen los “señores feudales”, y ellos, claramente jamás perderían sus privilegios. En parte es verdad. Desde 1990 que vemos las mismas caras, algunas incluso desde 1980. Alguien podría decir que así es la política tradicional; de cultivar carreras largas, de servicio público por vocación, y tiene sentido, parece lógico y coherente, pero la monotonía cansa y genera desconfianza.
Hay una sensación de que los políticos se eternizan en sus cargos limitando el recambio de energías y de ideas, ahí es donde suena mucho la corrupción y el cuoteo político.Incluso los jóvenes más vanguardistas, los que quieren cambios profundos y nuevas constituciones, están llamados también a ser los nuevos políticos. ¿Será posible ser consecuentes 100%, y no entrar al sistema por la vía tradicional?
Los “nuevos políticos” jóvenes nacidos de un movimiento social estudiantil, como Jackson o Vallejo, nunca debieron negociar con la Concertación, porque son ellos los que permitieron que se dispararan los aranceles universitarios y nunca les interesó investigar el lucro. Además a la Concertación le agrada el binominal, porque saben que tienen una cuota fija asegurada y no se meten al parlamento representantes directos del pueblo difíciles de manipular.
Y “el binominal” siempre en tela de juicio. Políticos del gobierno y de la oposición han prometido cambiarlo, mejorarlo, adaptarlo, etc. Pero siempre en función de alguna falacia discursiva en tiempos de elecciones, o para un show televisivo. Sin embargo, lo más cierto es que ni a la Alianza ni a la Concertación les conviene eliminarlo.
Y desde la ciudadanía surgen las voces más molestas. Reacciones contestatarias frente a la cómoda autoridad, que denuncian el veto mediático de sus ideas alegando que es una clase política, una casta político-económica la que bloquea su fuerte necesidad de una “Asamblea Constituyente”. Se escucha un llamado a marcar una “AC” en los votos, de manera que el voto no se anule y sea contado. Se habla de un boicot a las elecciones por una nueva constitución.