Chile y el mundo ha debido soportar una crisis sanitaria sin precedentes en su historia. Tal vez lo más similar a esto fue la gripe española de hace un siglo, o los preámbulos pandémicos de la AH1N1 o la fiebre porcina de principios de la década. Pero el COVID-19 no solo da la impresión de ser más mortífero y sobre todo más impredecible, sino que sus efectos económicos y sociales han sido más devastadores.

Y si hoy ha habido un avance notable en la provisión de vacunas, que nos da una luz de esperanza ante tanta negatividad que arroja el coronavirus, subyace un problema que está afectando silenciosamente a millones de personas, una pandemia que no tiene cómo prevenirse o aminorarse con una vacuna: la salud mental.

La Tercera Ronda del Termómetro de la Salud Mental en Chile ACHS-UC[1], de mayo de este año, arrojó datos a lo menos preocupantes: un 61% se manifiesta estresado ante la posibilidad de contagio y un 69% a ser víctima de la delincuencia; un 22% se tiene solo o sola (con mayor prevalencia en las zonas extremas del país) y un 12% asume tener un consumo problemático de alcohol.

Asimismo, un 73% piensa que su vida actualmente es bastante o completamente diferente a la que tenía antes del Covid-19, 10 puntos más que el estudio realizado por la ACHS y UC en noviembre de 2020, mientras que casi un tercio de los encuestados sospecha o tiene certeza de padecer algún tipo de problema de salud mental. Finalmente, casi un 47% considera que tiene síntomas suaves a severos de depresión.

Los datos son decidores, y dan cuenta de un enorme trabajo que tendrá que hacerse post pandemia, considerando que la emergencia, por lo menos en Chile, aun está lejos de terminar. Un reciente artículo de la Sociedad de Salud Mental Comunitaria de Chile[2] emplazaba a “hacer en serio” reformas e inversiones en esta área, y no con una mirada individualista, sino más bien colectiva.

“Al estrés físico y psicológico producto de la pandemia, y en particular del confinamiento, debemos agregar la desigualdad económica, la mala alimentación, el desempleo, la discriminación, los contextos sociales y urbanísticos adversos. La pandemia sólo ha develado y agudizado una forma de miseria que se traduce en problemáticas de salud mental”, señala la misma entidad en su columna.

En esta misma línea, Francisco Flores, psicólogo y director de ONG Mente Sana[3], señala que si antes el temor de las personas era contagiarse, enfermar a su entorno y morir, hoy el mayor temor es a la incertidumbre del futuro, saber si se podrá sostener cierto nivel de vida para la familia, fruto del trabajo de años. “Cuando este temor que es más grande que a la enfermedad, las conductas de riesgos aumentarán, ante un futuro que aún no aparece”, asegura.

Este último escenario sin duda es preocupante, porque refleja que el fenómeno de “angustia Covid” -como titula un artículo de El Mostrador donde habla Flores- seguirá estando presente, ya que los efectos económicos, desempleo y brecha salarial seguirán presentes por mucho tiempo más, según estiman los especialistas, sobre todo en sectores afectados significativamente como el turismo y la gastronomía.

Así las cosas, ad portas de una nueva elección presidencial y parlamentaria, y con una crisis sanitaria aún no superada, será un próximo gobierno el que deberá asumir los costos de implementar una política de salud mental acorde al contexto actual, pero también con mirada de mediano y largo plazo. Sino, sus efectos serán limitados, y la nueva pandemia hará mella en la salud mental de los chilenos y chilenas.

[1] Termómetro de la Salud Mental en Chile ACHS-UC: Tercera Ronda https://www.achs.cl/portal/centro-de-noticias/Documents/Termometro_SM_version3.pdf

[2] “Hagámoslo en serio”, Sociedad de Salud Mental Comunitaria de Chile, Diario U Chile, https://radio.uchile.cl/2021/05/27/hagamoslo-en-serio/

[3] Angustia Covid: «Cuando el temor a la precariedad social y económica es más grande que a la enfermedad, las conductas de riesgos seguirán aumentando”, El Mostrador, https://www.elmostrador.cl/agenda-pais/vida-en-linea/2021/04/26/angustia-covid-cuando-el-temor-a-la-precariedad-social-y-economica-es-mas-grande-que-a-la-enfermedad-las-conductas-de-riesgos-seguiran-aumentando/