El proyecto de muerte digna y cuidados paliativos fue aprobado en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputadas y Diputados, uno de los temas más controversiales en las discusiones valóricas entre los chilenos y chilenas.
Más conocida como Ley de Eutanasia, impulsada entre otros por el diputado Vlado Mirosevic, la iniciativa, según se detalla en el proyecto, “regula los derechos y deberes que tienen las personas en relación con acciones vinculadas a su atención en salud, con el objeto de permitir la muerte digna o eutanasia.
Al hablar de muerte digna recordamos a Paula Díaz, una adolescente cuya enfermedad de tipo degenerativo le producía grandes dolores que la obligaban a estar postrada el 100% del tiempo. Su caso se hizo conocido por haber solicitado, con el apoyo de su familia, derecho a eutanasia a Michelle Bachelet y a Sebastián Piñera, petición a la que no pudo acceder.
Después de años de sufrimiento, Paula falleció en enero de 2019, pero su historia marcó al país y puso nuevamente sobre la mesa el tema de la eutanasia como opción para otorgar una muerte digna a quienes están sufriendo.
¿Puede el Estado decidir sobre la forma en que vivimos y morimos? La reciente encuesta Cadem reveló que el 72% cree que la eutanasia debería estar permitida para pacientes con enfermedades terminales o dolorosas y el 74% afirma que, de estar en esa condición, tomaría la decisión de acelerar su proceso de muerte.
Hoy, la solución que tienen quienes padecen situaciones como la de Paula es viajar a otros países, lo que en la mayoría de los casos exige un esfuerzo presupuestario inalcanzable.
Un tema pendiente que tiene el Estado con la sociedad chilena, ya que, independiente de las creencias o valores de cada uno, se trata de una decisión personal que puede aliviar el dolor tanto de quienes padecen la enfermedad como de su familia.