Hoy el Instituto Nacional de Estadística revela los resultados de la “Nueva Encuesta Suplementaria de Ingresos” o NESI del trimestre Octubre – Diciembre del 2012. De este estudio es posible obtener diferentes conclusiones, como por ejemplo, que el desempleo ha tenido una sostenida baja en estos 4 años, motivo de orgullo para la alianza por su manejo macroeconómico, o el sostenido ingreso de mujeres al campo laboral, y es este ámbito en el que nos queremos detener, no exactamente en el tema mencionado, más bien, en la inequidad que se produce en la remuneración entre hombres y mujeres.
Según NESI, la brecha producida a nivel nacional en el ingreso medio de los ocupados, es del orden de $161,996, es decir un sueldo mínimo líquido – descontando imposiciones y previsión de los $193 mil pesos brutos -. Esta cifra impacta, pero más impactante aún es revisar la distancia de remuneraciones entre el sexo femenino versus el masculino por región. La región con menor diferencia salarial es la región del Maule – con $70,150 pesos de diferencia -, seguida por la Araucanía y la región de O’Higgins, siendo estas tres, también, las regiones con menores ingresos a nivel global. En el otro extremo se encuentran las regiones con las mayores diferencias. Destaca negativamente la región de Antofagasta, siendo la diferencia del ingreso medio de los ocupados, de $278,056 pesos, seguida de la región Metropolitana ($207,998) y la región de Arica y Parinacota ($201,376).
Más allá de las cifras – que no dejan de ser escandalosas – la diferencia entre hombres y mujeres es una problemática que no ha podido ser superada, ni subsanada. El gabinete paritario de Michelle Bachelet no fue capaz de producir un reflejo de la práctica en las empresas ni en otros servicios públicos, el post natal es casi en su totalidad para la madre, no generando ningún efecto laboral para el hombre, en las Isapres aún se discrimina por género, cobrando mucho más a una mujer en “edad fértil” que a un hombre en el mismo tramo etáreo.
Es por esto, que quisimos analizar las propuestas dadas en el programa de Michelle Bachelet – la Presidenta electa de Chile – con respecto a la equidad de género, políticas públicas que consideramos urgentes, en pos de la igualdad, de la equidad y de la libertad.
Cabe destacar que en el programa de gobierno, hay un apartado especial titulado “Equidad de Género” (Pp. 168. Este comienza con una afirmación grave. La que dice referencia a la caída en el “Índice de igualdad de género” elaborado por el Foro Económico Mundial – del lugar 46 al 87 – lo que refuerza nuestra tesis de que Chile es un país profundamente inequitativo con las mujeres.
La propuesta estrella del programa es la creación del Ministerio de la Mujer – actualmente existe un servicio , rango inferior a un ministerio – este cambio en la institucionalidad dice relación con un cambio simbólico, por la importancia que se le da a la igualdad entre hombres y mujeres, y también en términos prácticos, ya que la capacidad económica de un ministerio es muy superior a la de un servicio. Dentro de las materias que debería abordar este ministerio se encuentran:
- Corresponsabilidad en la crianza.
- Oficinas municipales de la mujer y la equidad de género.
- Creación del Sistema Nacional de Cuidad (tanto para niños como para adultos mayores).
- Ley de derechos sexuales y reproductivos (educación sexual, salud sexual y reproductiva, anticonceptivos y aborto terapéutico).
- Políticas de prevención de la violencia de género.
- Modificación en la “Ley de igualdad de remuneraciones” (para hacerla realmente efectiva).
- Medidas para equilibrar la participación de mujeres y hombres en el Congreso, directivas de partidos políticos, en las instituciones públicas, directorios de empresas con participación del Estado, gabinete y gobiernos regionales.
Creer que la situación actual de la mujer en la sociedad es justa, es no ser capaz de mirar la realidad, consideramos que gran parte de las propuestas hechas por Michelle Bachelet van en la línea de lo que siempre ha propuesto Quiero Elegir, ya que la libertad que existe hoy, que más bien se convierte en discrecionalidad, afecta a la libertad de las mujeres de poder desenvolverse íntegramente en todos los ámbitos de la sociedad, en particular a las mujeres más vulnerables del país.