Un día, luego de misa y tras celebrar el Día de la Madre, la estadounidense Sonora Smart Dodd se propuso homenajear a su padre por ser un ejemplo a seguir para muchos hombres que son pilares de una familia. Y es que sin problemas, pese a la época, su progenitor había logrado criar a seis niños sin la ayuda de su esposa, quien había fallecido en el último parto. Así y con una conmovedora historia nace en Washington el Día del Padre un 19 de junio, dando lugar a la primera celebración en 1910.
No obstante, tal idea hoy no es tan difícil de hallar, lo que sorprende bastante al considerar que nuestro país tiene, según el historiador Gabriel Salazar, un pasado bastante desolador respecto a la ausencia de la figura paterna. Donde, por ejemplo, el autor relata en su libro “Ser niño huacho en la historia de Chile” cómo los hombres abandonaban sus funciones como padres para deambular por campos y haciendas en busca de trabajo, olvidando a sus hijos.
Una situación que para el gerente general de Fondo Esperanza Juan Cristóbal Moreno se ha visto suplido por un cambio de roles asignados en algún minuto al hombre y la mujer. Y es que la necesidad de multiplicar las fuentes de ingreso ha estimulado en los sectores vulnerables la entrada de la mujer al mundo del trabajo, poniendo en marcha la idea de que los hombres deban compartir la etiqueta de “proveedor”.
Sin duda, al disminuir la presencia de la mujer en casa, según Moreno, los hombres han debido contribuir en el hogar, asumiendo la igualdad de condiciones. Es más, a partir de una investigación del Programa de Estudios Cuantitativos y Opinión Pública de la Universidad de Santiago, los hogares monoparentales masculinos son cada vez más comunes. Y aunque no estemos acostumbrados a esta nueva faceta, es importante entender cuán importante es para los niños contar la participación de ambos padres.
La fundación Amor de Papá ha instaurado un plan de trabajo que contempla la creación de una ley que permita a los niños el derecho a crecer y ser formados tanto por su madre como por su padre, lo que dejaría a ambos progenitores en igualdad de condiciones respecto a sus habilidades y capacidades. Y aunque conocen a las dificultades que se enfrentan ante una sociedad aún machista, la idea es erradicar uno de sus más grandes miedos que es el Síndrome de Alienación Parental, trastorno inducido por las madres a sus hijos.
Actualmente, la Ley de Tuición Compartida 20.680, que ya lleva un año en funcionamiento, ha contribuido a que los padres se sientan integrados en la formación de sus hijos una vez que se separan de las madres. Y es que al aplicarse el principio de la corresponsabilidad, ya no debiese marginarse a ningún progenitor. De hecho, según estimaciones de la Corporación de Asistencia Judicial, sí en 2008 sólo 37 padres pedían la custodia, en 2013, la cifra aumentó a 1.023.
Si bien es impresionante cómo vemos los avances de esta nueva paternidad, yo miro hacia atrás y recuerdo la pregunta que me hacían de niño: “¿qué quieres ser cuando grande?”. Y como buen orador siempre contesté: “quiero ser como mi papá”, porque no importaba que no lo viese todo el día sino los valiosos y cortos minutos que teníamos después que llegaba del trabajo para reír, llorar o soñar.