El «Bus de la libertad» hoy partió su recorrido por la calles de Santiago, iniciativa de la ONG española Hazte Oír que se opone a la ideología de género y a las imposiciones del estado en este ámbito. «#ConMisHijosNoSeMetan Nicolás tiene derecho a un papá y una mamá – Estado + Familia», son los textos que definen esta campaña y que han generado controversia en Chile, marcando un punto en la palestra temática de nuestra actualidad social.
En Quiero Elegir abordamos el tema para entender mejor cuál es la situación que generan estas prácticas. Primero, estamos de acuerdo con la libertad de expresión, para tener la opción de elegir lo que consideremos como bueno o rechazar lo malo según corresponda a cada persona. Pero nos oponemos al mensaje de odio que genera un discurso que posiciona una visión por sobre otra, imponiendo realidad absoluta frente a la condición natural de la sexualidad de los niños.
Recordemos que en marzo una pareja decidió cambiar el nombre de su primogénito masculino a femenino, condición que levantó la opinión pública, ya que esta persona sólo tenía 5 años de edad cuando los padres hicieron la petición. El juez Fernández que falló a favor del cambio de información en los documentos del menor, señaló que el niño «nació con una anatomía masculina, pero su cerebro se identifica con una niña».
Por su parte, los padres «descubrieron una estadística realmente preocupante, que informa que el 41 por ciento de la población transgénero tiende al suicidio por falta de aceptación social». Este último punto es trascendente para visualizar la transformación que vivimos en estos tiempos. Si no se hace algo para dar la mejor calidad de vida de una persona a tan corta edad, los riesgos son mayores, al punto de que una persona acabe con su vida por no tener aceptación social condicionada por su género.
Los padres de Chile tienen todo el derecho de educar a sus hijos como ellos quieran, pero qué pasa si nos encontramos con el caso del niño de 5 años, que frente a los ojos de su padre, cambia de género ¿lo encerraremos en la ley, en los márgenes sociales, en la ideología de un grupo? Entonces ¿Qué pasa con el futuro de esta persona? Sin duda, las respuestas no están en la imposición de una postura u otra, sino en el bienestar de los niños, el futuro de nuestra sociedad, que deben lidiar con las ideas de grupos que no representan un hecho tácito que sucede a diario y hay que abordar sin colores ni partidos.