Adiós a la cajetilla de 10: ¿fumar más o menos?

imagen-articuloEl 1 de marzo de 2013 comenzó a regir la Ley del Tabaco (Ley N°20.660), que aumentó las restricciones al consumo, venta y publicidad del cigarro. Esta legislación fue el tiro de gracia para un gran número de fumadores, quienes no volverían a ingresar con un cigarrillo a lugares cerrados accesibles al público o de uso comercial colectivo.

Sin embargo, la política de segregación no fue suficiente. Hoy se discuten modificaciones a esta ley para hacerla más dura y ajustarla a los estándares del Convenio Marco de la OMS. A la larga lista de restricciones, en el mes de octubre se sumó una nueva indicación que busca erradicar del mercado las clásicas cajetillas de 10. Para los fumadores este hecho sería una pérdida ¡lamentable!

La magnífica idea de hacer humo este formato tabacalero pertenece al Ministerio de Salud, junto al de Educación y Economía, entidades que intentan “proteger” a la población a través de estrictas medidas de conducta, que para grupos ciudadanos como “Fumadores Furiosos”, se “transforman en un verdadero atentado contra la autodeterminación y regular en extremo es antilibertario para nuestro segmento”, señala Carolina Yáñez, vocera del movimiento.

Imagínese un mercado solo con paquetes de 20 unidades ¿no les parece que puede resultar una adicción mayor? Aunque un gran número de la población fumadora, seis millones de chilenos según encuesta Adimark 2014, se reúsa al modelo prohibicionista que les espera, esta indicación suena como una clara amenaza y a la vez un arma de doble filo que augura un incentivo del consumo de cigarro.

Ante esta situación ¿parlamentarios habrán barajado las reales consecuencias que puede traer esta medida? La mayoría de los fumadores se reúsa a la idea de abandonar el hábito de fumar, por lo tanto, no tener la alternativa de la cajetilla de 10 obligaría al consumidor aumentar su dosis habitual.

Las nuevas modificaciones figuran como una acción desesperada de políticos y del Gobierno. Una clara señal de incompetencia e ineficacia para implementar planes de salud y educación eficientes, que permitan a la ciudadanía tomar conciencia sobre lo que es saludable y nocivo para su integridad física y mental.

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