Es una buena señal que el Estado se preocupe por la salud, la alimentación, la vida sana de los chilenos, exclusivamente cuando el 60% de nuestra población tiene un claro sobre peso. Según el Minsal (Ministerio de Salud) Chile lidera las cifras de obesidad en niños y niñas entre los 5 y los 10 años, una proyección de la calidad de vida que no promete bienestar. A un año de Ley de Etiquetado de Alimentos, tenemos la opción de elegir.
Según una encuesta de Adimark, un 37% dijo estar de acuerdo con el etiquetado, mientras que un 74% declaró que igual consume alimentos con sellos. Conociendo el expediente empresarial en Chile, como sucedió con las exportaciones de carne desde Brasil, podríamos pensar que nuestra salud a través de la alimentación sigue siendo mala y no cumple su fin a pesar de las nuevas medidas.
Desde la entrada en vigencia de la ley (27 junio de 2016), de los 845 procedimientos por incumplimiento, sólo 36 terminaron en sanciones de hasta 50 UTM. Las principales causas fueron problemas con el rotulado, la venta de productos en colegios tanto como la publicidad dirigida a niños.
El Presidente del Colegio Médico, Enrique Paris, sostuvo “es un cambio de proceso, un cambio cultural que respeta la libertad, porque el que no quiera cambiar puede seguir consumiendo alimentos con altas calorías, con altas grasas o con otros elementos, no es en contra de la libertad de la persona”.
En Quiero Elegir afinamos el ojo crítico a las medidas que adquiere el Estado, las que nos otorgan más libertades e información que antes, llegando siempre a la misma conclusión: eduquen a la población. Bien, la ley es el punta pie pero no hay que quedarse ahí. Inviertan 20 años en buena educación y cambiaremos el futuro de nuestro país, tanto en alimentación como en educación sexual, cívica, de género. Educar es una medida que atraviesa todos los estados de conflicto en la sociedad, que si se invierte, generaría una solución transversal y radical en Chile.