Un nuevo caso de violencia contra la mujer encendió las redes durante todo el día de ayer 3 de julio, a tal punto que alimentó las pautas televisivas por la noche. Camilo Castaldi, es el nuevo ícono de la agresión cobarde y más baja a la que llega el hombre al golpear una mujer. Valentina Henríquez dio un paso fundamental que seguro cambiará su vida. Ella tomó una decisión y dijo “no quiero estar en la lista de mujeres que han sido víctimas de femicidio”.
«Empezó a golpearme en la cara, me agarraba los brazos y me pegaba cabezazos o me escupía, también me tapaba la boca dejándome sin poder respirar y él encima mío, yo pensaba que iba a morir, me pegaba en la mandíbula muy fuerte porque yo lloraba y me decía cállate perra”.
Actos como estos, son comparables al maltrato animal o la violencia en contra de un niño o un bebé. La falta de conciencia, educación emocional, no estar resuelto, mezclado con alcohol y cocaína, llevaron a Camilo a su extremo.
“Me empezó a pegar combos, me botó, de nuevo sus patadas por todos lados, me arrastró por la casa para sacarme y no sé cómo pude agarrarme de un mueble para no salir, porque tenía mi cartera con plata y celular y carnet adentro. Entonces entré y me senté un segundo y siguió pegándome y en el mismo ojo donde hace una semana me había hecho el hematoma. No le importó que me estaba sanando ni nada, ni todos los perdones que me pidió”.
El testimonio de Valentina es fuerte, pero a pesar de eso, sucede todos los días en todo Chile y el mundo. Hoy le tocó a un famosillo recordarle a nuestro país que nos queda mucho para vivir en la sociedad que queremos para nosotros y nuestros hijos. Faltan décadas de educación para erradicar estas atrocidades.
Al 30 de junio de 2017, en Chile se registran 24 femicidios consumados y 50 frustrados. En Quiero Elegir hace un llamado a cada mujer que calla su violencia, que carga su dolor y vergüenza de vivir una experiencia así, hoy son invitadas a recapacitar y preguntarse ¿qué es lo que quiero? ¿Quiero esto? Hay que hacer como Valentina Henríquez, que levantó su voz por ella, pero también habló por todas al decir YO NO QUIERO MÁS.