Hace un mes, la Junta Internacional de Fiscalización y Estupefacientes (JIFE) criticó la legalización de la marihuana en Uruguay, llamándola “una tendencia peligrosa”. Mientras tanto, Chile se preparaba a vivir el cambio de mando que trajo consigo varias preguntas sobre este tema.
¿Es la marihuana una droga dura? La nueva ministra de salud Helia Molina no lo cree así. Es más, actualmente, se espera que el decreto con la exclusión de la cannabis del listado de drogas peligrosas sea firmado por la Presidenta Michelle Bachelet, quien en su anterior mandato veto su legalización. Pero ¿Chile está preparado?
El debate sobre la despenalización ha comenzado, y con ello, la información ha inundado los medios de comunicación acerca de los beneficios que acarrea bajo un uso terapéutico. Ejemplo de ello es un video en Youtube donde la bióloga molecular Cristina Sánchez afirma que la cannabis provoca “el suicidio” de células cancérigenas. Esto, porque según el Instituto Nacional del Cáncer, el cannabidiol aumenta la eficacia de la quimioterapia, pues actúa sobre algunos receptores del cuerpo sin dañar las células normales.
No obstante, la preocupación recae en el consumo y el autocultivo regulado. Materias que necesitan de una mayor preparación por parte de las autoridades. Y es que a partir del último sondeo realizado por el Centro de Estudios Públicos (Cadem) se estimó que un 65% de los chilenos cree que la marihuana es una droga blanda. Donde, además, un 50% de los encuestados asegura que aumentaría el consumo. Pese a ello, un 46% afirmó que el tráfico ilegal disminuiría.
En una entrevista para Cooperativa.cl, el diputado DC Víctor Torres advierte que “al sacar la cannabis de la lista 1 se podría trabajar en materia de autocultivo y comercialización”. Aunque avanzamos hacia la realidad de estados norteamericanos como El Colorado y Washington, donde la marihuana es vendida de forma recreativa, aún es pronto para saber si sería posible tener una planta en casa.
Finalmente, la responsabilidad recae en nosotros al momento de informarse. Y es que si un 48% de la población está a favor del autocultivo, lo que se suma a un decreto que soporta su uso bajo prescripción médica, la tarea que debemos asumir como país es simple: un marco regulado que contemple producción y venta.