Próximos a cumplir 40 años del Golpe Militar, hemos presenciados diversos acontecimientos que involucran a la clase política, con discursos de ida y de regreso, ¿pero qué es realmente lo trascendental de este acontecimiento para nuestra sociedad?
Frente a sucesos económicos y políticos, la fragilidad de la comunidad es evidente, el Estado como organización primordial de la sociedad tiene relevancia para todos los ciudadanos, independiente de su ideología o color político. Sin embargo, la familia es quién más sufre los embates de las decisiones gubernamentales.
Nuestra historia, nuestro pasado, han dejado una huella indeleble en la idiosincrasia de todos quienes fueron contemporáneos de los sucesos derivados de la Dictadura o bien de aquellos que son hijos de su desenlace. Nuestro carácter como chilenos, tiene matices de guerrero por nuestras raíces mapuches, pero también mucho de sometidos, de privación de expresión y cautela en la defensa de causas ideológicas.
Son sin duda nosotros, los jóvenes que nacimos justo en la transición hacia la democracia quienes hoy tienen el coraje por luchar y gritar con fuerza su descontento, son capaces de agruparse en virtud de sus puntos de encuentro y no de dividirse por sus diferencias.
Tan importante como no olvidar los errores del pasado, es aprender de aquellos que representan el futuro de nuestra nación. Conciliar las discrepancias ideológicas en favor de causas superiores, el bien común. Sin embargo es necesario para cerrar los ciclos, que exista justicia y respuestas para quienes se vieron vulnerados en sus derechos y quienes murieron por pensar distinto.
Fomentar el respeto por las instituciones políticas y la participación en la política misma, ayuda a que esta sea representativa de todas las esferas sociales e ideológicas, aprender que la diversidad es lo que hace rica en multiculturalidad a una sociedad.
Respetarnos entre todos y escuchar los argumentos de otro en pro del bienestar masivo de la comunidad es urgente, para estabilidad y evolución social, elementos claves para no llegar a extremos irreconciliables entre dos polos de ideas y formas de hacer las cosas.
El pasado, por doloroso que sea para miles de ciudadanos, que aun buscan respuestas y no las consiguen, ha sido una oportunidad para saber qué es lo que no quiere ni permitirá nuestra sociedad una vez más. Quizás no siempre tengamos claro que queremos para nuestro futuro, pero está claro que pese a las diferentes opiniones y perspectivas, a 40 años del Golpe de Estado, todos sabemos lo que no queremos para Chile y sus ciudadanos: Violación a los Derechos Humanos.